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Poeta cubana residente en New York city,Manhattan.

Sunday, July 6, 2008

Poema I


I

No participó Elegguá
en el día de la fiesta,
la fiesta grande, fiesta de fiestas,
nadie salió a buscarlo
y nadie lo invitó,
hubo olvido a lo largo de la calle
porque el delirio furioso de vivir
ocupó claridad al pensamiento.
No le dimos el primer chicharrón
de jutía cimarrona,
envuelta como se debe ,en hojas de plátano.
No le dimos al Santo niño
su derecho de entrada real,
su ebó de Santo entre los santos;
ebó de Santo y Príncipe
con derecho de derechos
y otorgado a ÉL por la Cabeza Mayor, La Gran Cabeza,
la única cabeza de donde
todas las cabezas nacen.
Niños de teta fuimos
Con el capricho obrando
Ikú entre las cejas
Y Elegguá hizo lo mismitico que hizo
Cuando lo maltrataron sus hermanos los Orichas
al comienzo de todos los tiempos,
cuando el tiempo no tenía nombre.
Por eso el muchacho se paró
en el centro de los cuatro caminos,
en el centro de las cuatro desembocaduras de agua
donde flotaba Hembra-Caimán
como una damisela,
envuelta en hojas y flores de calabaza
y a todo el que venía preguntando por ella, le decía
que la señorita se había ido a visitar parientes
y que nadie sabía cuando
iba a regresar de sus andanzas;
así fue un día y otro día sin descanso
hasta que todo el que la buscaba,
como cosa buena,
dejó de venir, dejó de preguntar por ella
y ninguno de nosotros se dio cuenta
porque andábamos en el puro letargo
de una furia macabra y luminosa.
Quién iba a despertar del empalago
de unos ojos maravilla, como aquellos,
ojos de ven y ven ,
ojos de retoza conmigo,
ojos de mírame cerquitica
para que no te pierdas
la melodía de guaracha sin estrenar
que traigo entre las piernas.
Por eso el Príncipe caminador y rumbatalero
se encabronó por todo lo alto
y no hubo rogatoria con la cual aplacar
su condición de Oricha carbón hasta los tuétanos.
Se le sirvieron veinte y una jutías
sobre hojas de guayaba y de plátano,
se le compraron los bombones más finos
de aquellos que traían ron por dentro
bombón boca de puta(como decían en Santiago),
puta-bombón, de esas que te buscan sin cobrarte;
le trajimos mujeres
con sabor a miel de abeja
y nos miró con desenfado;
nos miró así como el que no quiere la cosa
y sin más ni más nos dijo que, El,
el que hacía un juguete de cualquiera,
quería saber si nosotros teníamos aguante,
tanto aguante como EL había tenido,
para esperar por lo que era su derecho.
Sin levantar la voz se encajonó el Niñito
y se volvió Eshú-Alawana: Anima Sola, para darnos palo.
Por eso las casas se nos volvieron cárceles,
por eso las cárceles se nos volvieron cementerios,
por eso los cementerios
se tragaron la hembra-caimán;
la mismitica que en su tiempo
fuera dueña de los caracoles,
la que podía leer los tableros igualito que Orula.
Así fuer como se nos acabó de un día para el otro
la comparsa que nos traíamos con la vida,
así fue que se nos acabó la Jacaranda de pensar
que teníamos a Dios cogido por lo que fuera,
así se nos acabó el ringo-rango de gente
con las mejores escuelas,
con las pasas mejores atendidas
de todo el universo,
ringo-rango de gente con las mejores putas,
Señoras de Señoras, Vírgenes de Vírgenes.
Así se nos acabó la zanganería de creernos
más finos y más blancos
que la fineza y la blancura misma
de todo ser viviente;
así se nos acabó el teje y maneje
de la cadencia que llevábamos por dentro,
como esos bailarines, expertos en vaivén,
que se untaban aceite de majá en la cintura
para bailar bonito y calentar los cueros.
Así se nos acabó la sabrosura de menear
hasta lo que no se tenía;
cuando por falta de entendimiento,
el Príncipe de los caminos,
el Santo de las puertas,
el Dueño del entra y sale y la mayombería,
le borró los caminos a la Isla.

Alina Galliano@

Del libro en el vientre del trópico.

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